sábado, 12 de noviembre de 2011


CONCLUSIONES DEL X ENCUENTRO ANDALUZ DE MUJERES ALCOHÓLICAS REHABILITADAS Y SUS FAMILIARES,
ADRA 25 SEPTIEMBRE DE 2011.

Se valora entre los presentes si continuar celebrando futuros encuentros o si, tras 10 años, se dan por finalizados:

 Todos cuantos asistimos y participamos, estimamos seguir celebrándolos; en Almería por ser su lugar de origen e iniciativa.

 Seguir en la consecución de los objetivos propuestos, que además nos ayudan a clarificar nuestras necesidades (preventivas y asistenciales).

 Y partiendo del conocimiento que nos aportan ya estos 10 encuentros anteriores, saber que:

1. Hemos de esforzarnos más eficazmente en la participación de todos a quienes nos interesa el tema, es decir: las mujeres en tratamiento, los directivos de las asociaciones, los miembros de los equipos técnicos, las instituciones más cercanas, etc.

2. Debemos participar en aquellas actividades que ayuden a la consecución final del Encuentro, como reuniones de trabajo, jornadas específicas, cursos de formación, proyectos de investigación, etc (previas a la fecha del encuentro y en el ejercicio del año).

3. Hemos de aportar entre todos, facilidades para acceder al tratamiento y a sus actividades de apoyo (como lo representa la asistencia al encuentro de mujeres).

4. Reconocemos nuestros fallos y teniéndolos en cuenta, nos proponemos subsanarlos y mejorar en nuestra pequeña aportación al Alcoholismo que padecen las mujeres.

5. En general se ha recogido de los participantes de este encuentro la impresión de una jornada muy provechosa, en la que se han generado nuevas fórmulas de continuidad de objetivos (reuniones periódicas); en un clima interno, de confianza y con numerosas muestras de cariño e interés por la unión que se sabe y se siente de "tener un problema" común: el alcoholismo que padecen las personas en nuestra sociedad actual.

sábado, 5 de noviembre de 2011


PROGRAMA “UN DÍA SIN ALCOHOL”  2011


Día 10, Jueves_____________________________________________

o   A las 11.00 horas. Rueda de Prensa en la Delegación del Gobierno con la participación de Dña. Adela Segura Martínez, Delegada para la Igualdad y el Bienestar Social de la Junta de Andalucía.

o   A LAS 18.30 Horas, en la Sede de ARA, eliminatorias de los torneos de juegos de mesa.

Día 11, Viernes_____________________________________________

o   A las 18.30 horas, En la Sede de ARA, eliminatorias de los torneos de juegos de mesa.

Día 12, Sábado_____________________________________________

En la Sede de ARA

o   A las 20.00 – Concurso Gastronómico y degustación de los distintos platos presentados y proclamación de los ganadores.

o   A las 20.30  Entrega de trofeos de los distintos concursos y disciplinas que se han venido desarrollando durante estas jornadas

o   Fin de Fiesta y Clausura

Día 14, Lunes_______________________________________________

o   Instalación de Mesas Informativas en  Alcampo.

Día 15, Marte____________________________________________


o   Instalación de Mesas Informativas en  Alcampo,  en el Complejo Hospitalario “Torrecárdenas”,  Centro de Especialidades “Bola Azul” y Plaza del Educador en el Paseo de Almería.


Día 16, Miércoles___________________________________________

o   A las 20.00 – En la Sede de ARA, Charla-Coloquio a cargo de D. Manuel Martínez Domené, Jefe de Servicios de Acción e Inserción Social de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía (Delegación de Almería), bajo el tema: “La necesaria colaboración entre las Asociaciones de Ayuda Mutua y las Administraciones”.


Día 17, Jueves______________________________________________

o   A las 20.00 – En la Sede de ARA, Charla-Coloquio a cargo del Dº. Diego Gutiérrez García, representante de la Asociación de Ayuda y Orientación a los afectados por accidentes de Tráfico. “STOP ACCIDENTES”, tema: “La influencia del alcohol en los accidentes de tráfico”.

lunes, 31 de octubre de 2011

Nueva campaña del Gobierno contra la violencia de género [editar]

Bajo el lema "No te saltes las señales. Elige vivir", la campaña busca que tanto víctimas como familiares o amigos sepan distinguir las manifestaciones violentas y actúen contra ellas.http://www.fundacionluisvives.org/actualidad/noticias/archivo/2011/09/27/nueva_campana_del_gobierno_contra_la_violencia_de_genero.htm

viernes, 12 de agosto de 2011

ORIENTACIÓN AL BIEN COMÚN
"Buscando el bien de nuestros semejantes encontramos el nuestro" (Platón)
Con la finalidad de encontrar nuestro lugar en el mundo, iniciamos una búsqueda personal que nos abre las puertas a lo desconocido. De pronto sentimos la necesidad de entrenar el músculo del altruismo, encaminando nuestra existencia hacia el bien común. Así es como surge la motivación de trascendencia. Ya no pensamos en términos de empleo o de carrera profesional. Lo que buscamos es alinearnos con una misión que vaya más allá de nosotros mismos.
Al habernos resuelto emocionalmente, ya no nos movemos desde la carencia, sino desde la abundancia. Y esta nos inspira a entrar en la vida de los demás con vocación de servicio. Nuestra motivación es ser útiles. Así comprendemos que nosotros no somos lo más importante, sino lo que ocurre a través nuestro. Es entonces cuando amamos lo que hacemos y hacemos lo que amamos. En este estadio evolutivo surge la última de las necesidades humanas: la de unidad. Ya no solo aceptamos y respetamos al resto de seres humanos tal y como son, sino que extendemos este respeto a la naturaleza y al resto de seres vivos.

martes, 12 de julio de 2011

Violencia de género

 

Autor: Juan Macias Ramírez (Psicólogo)


Violencia de género: deconstrucción de un concepto

La violencia en pareja se ha constituido políticamente como bandera de la violencia de género, el icono más visible del efecto de una tradición machista y agresiva contra la mujer, la llamada en los medios “violencia machista” o “violencia de género”.
Violencia de género: Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública o privada (“Artículo 1 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Naciones Unidas, 1994).
Desde la psicología y otros ámbitos de intervención psicosocial se ha “aceptado” un enfoque técnico con una base ideológica: la defensa de la mujer victima ante la violencia de género y la censura al hombre maltratador. Ese enfoque es sin duda necesario históricamente y un acto de justicia política y social a la realidad de los derechos y la visibilidad de la mujer en la sociedad. No obstante, es necesario denunciar que la monopolización absoluta de los recursos asistenciales de violencia públicos, bajo la perspectiva única de la violencia de género tiene efectos colaterales negativos.
En primer lugar en enfoque de la violencia de género centra el foco de atención en la dinámica de pareja. La violencia domestica o violencia intrafamiliar, conceptos que hacen referencia a cualquier dimensión de la violencia que tiene lugar en el contexto de una unidad de convivencia, queda relegado a ser sólo un concepto teórico.
La realidad política y asistencial excluye la violencia domestica del sistema de atención.
En una unidad familiar actual, existen muchas manifestaciones posibles de violencia intrafamiliar, en múltiples direcciones y dimensiones, pero muchas de ellas no encuentran la puerta de acceso a un sistema asistencial (diseñado para atender la violencia del hombre a la mujer en un contexto de pareja estable). únicamente pueden recurrir al marco legal que regula desde lo penal los delitos de agresión.
Es necesario recordar que existen otras victimas que al igual que la mujer maltratada, necesitan un sistema de apoyo psicosocial para poder detener una situación de violencia. En mi experiencia en servicios sociales, se me hace visible la punta del iceberg de una realidad ignorada; cuando una vecina denuncia que sospecha malos tratos hacia un anciano por parte de su familia, o cuando desde Salud mental nos comentan que una paciente con esquizofrenia refiere tratos vejatorios por parte de la hermana con la que convive, o cuando los mediadores interculturales nos hablan de un joven ecuatoriano sin papeles al que su primo acoge en casa a cambio de favores sexuales, o una madre que sufre agresiones por parte de su hija, o cuando desde una asociación nos muestran su preocupación porque un hombre con retraso mental muestra señales físicas de golpes… o cualquier persona con un situación de inferioridad que es victima de violencia y no cuenta siquiera con la capacidad de denuncia, ni con la credibilidad para hacerlo.
En segundo lugar, la violencia de género parte de la base de la mujer como victima y el hombre como agresor. Negando la realidad de dinámicas de pareja donde las agresiones mutuas son frecuentes y dejando sin credibilidad a los casos de maltrato donde es la mujer la que ejerce violencia hacia el hombre.
Sitúa la intervención con los llamados “maltratadores” en un lugar de polémica social; negando la importancia del acceso a los recursos para todos los implicados en una dinámica de violencia, puesto que todos ellos manifiestan la necesidad de ayuda por su forma de establecer vínculos y manejar conflictos.
En tercer lugar la violencia de género, contextualizada en la pareja heterosexual estable, deja fuera otras violencias ejercidas en relaciones no estables o no heterosexuales.
La violencia en las parejas del mismo sexo, es una realidad invisible. Cuando una persona homosexual sufre malos tratos en su pareja, queda fuera del sistema de atención a la violencia domestica; pues la totalidad de los recursos trabajan desde la perspectiva de género, y para que exista violencia de género hace falta una mujer victima y un hombre agresor.
Cuando la afectada es lesbiana, puede ser atendida en algún recurso para mujeres, si el profesional encargado se toma la molestia de “pelearse” para conseguirlo; pero cuando la victima es un hombre homosexual, no accede a ningún recurso de violencia domestica. No hay recursos asistenciales para hombres. No hay mujer y por tanto no hay violencia de género. Se trata como un caso de agresión por vía penal, no entra en el sistema de atención psicosocial.
Es evidente que el maltrato en pareja responde a un proceso afectivo y relacional complejo, que necesita apoyo profesional y ayuda para romper la dependencia. Sin embargo un hombre homosexual únicamente tiene derecho a denunciar la agresión física por vía penal. El resto de “violencias” no tienen espacio en el marco legal ni asistencial; es una persona adulta que se relaciona voluntariamente con otra y que tiene problemas de convivencia, es un asunto privado. Además al igual que le sucedía a la mujer hace 30 años, al denunciar puede encontrarse con la vergüenza de ser ridiculizado o simplemente ignorado por los responsables de ayudarle.
Una vez más los recursos institucionales se van adaptando a las necesidades de los ciudadanos de forma lenta y mientras tanto la realidad es invisibilizada y relegada a lo privado. No tiene sentido el dramatismo ni la demagogia, pero si la denuncia y la acción.
Reivindico la importancia y acierto del enfoque de género en la violencia en pareja, y la necesidad del concepto de "violencia de género" como marco de intervención absolutamente imprescindible; pero igualmente denuncio el uso político de esta realidad y el silencio técnico por parte de los profesionales, ante la ausencia de recursos de violencia domestica. Una realidad mucho más amplia que la violencia de género que carece de la dignidad y consideración que afortunadamente hoy tienen las victimas de violencia de género.
Es labor de los todos/as y especialmente de los profesionales, responsabilizarnos de nuestra capacidad para defender los derechos de personas que no pueden defenderlos por si mismas.

viernes, 10 de junio de 2011

La ira nos esclaviza
MIRIAM SUBIRANA 05/06/2011

El daño que nos hacen otros provoca rencor o deseos de venganza. Pero sin perdón y olvido, el resentimiento controla nuestras vidas.
Cuando estuve hace unos años en El Salvador, impartí una conferencia en la que dije: "Si no perdonas, no puedes olvidar. Si no olvidas, no vives en paz. Y sin paz, tu amor no fluye". Al terminar se acercó una señora ¡tan agradecida! Me contó que hacía más de diez años alguien de la guerrilla había matado a su hijo. No vivía tranquila desde entonces. Guardaba rencor alimentando su ira de querer hacérselas pagar a "ese" que mató a su hijo. Ese rencor no solucionaba la situación, lo único que hacía era incrementar su dolor. Entendió que no había perdonado.
"El odio envenena. Es una emoción incendiaria que destruye la capacidad de actuar con dignidad y excelencia"
"Para llegar a perdonar plenamente, darse cuenta de lo que está pasando es la base para iniciar cualquier cambio positivo"
"Cuando culpamos a los demás de nuestra ira, nos permitimos ser esclavos y víctimas de ellos"
A veces no es posible olvidar, pero sí que podemos lograr que ya no nos afecte lo que ocurrió. El problema surge cuando consideramos lo ocurrido como inaceptable, entonces somos incapaces de perdonar. Podemos considerar inaceptables ciertas situaciones vividas que se dan porque se han traicionado unos acuerdos, unos principios, no se han cumplido nuestras expectativas o no se han respetado ciertos valores. Sea cual sea la razón de lo "inaceptable", podemos aferrarnos a ella y quedarnos clavados ahí. Por mucho que no estemos de acuerdo con lo ocurrido, tenemos que aceptar los hechos. Aceptar no significa estar de acuerdo. En el mundo hay mucha rabia en contra de las injusticias. La rabia no soluciona las injusticias, sino que crea más dolor e incluso más injusticias.
El profesor Robert Enright, de la Universidad de Wisconsin, uno de los pioneros de la terapia del perdón, afirma que "cuando algo nos ha dañado, tendemos a hablar de justicia mucho más a menudo que de perdón". Cuando alguien nos ha defraudado, herido o traicionado, sentimos que tenemos que hacérselo pagar. Creemos que así haremos justicia. Consideramos inaceptable lo que ha hecho y esa rabia nos mantiene atados a la situación y a la persona que nos ofendió. En vez de perdonarla y soltarla, nos atamos más a ella, nutriendo el resentimiento.
Y al hacerlo, somos injustos con nosotros mismos: nos mantenemos en el infierno de nuestro fuego interior. El odio afecta a nuestra salud, "envenena" nuestro corazón, mata nuestra paz interior, nos seca de amor y felicidad. El odio es una emoción "incendiaria", destruye la concentración y mata la capacidad de actuar con dignidad y excelencia. Unas sabias palabras dicen: "¿Quieres ser feliz un momento? Véngate. ¿Quieres ser feliz siempre? Perdona".
Pensamientos intoxicantes
"Una persona resentida se intoxica a sí misma"
(Maz Scheler, filósofo)
En una ocasión, un hombre se aprovechó de mí, me engañó y me estafó. Cuando me di cuenta, no podía creer mi ingenuidad. ¿Cómo permití que ese hombre me hubiera mentido así? ¿Cómo me lo creí y confié? ¿Tan tonta soy? Estos pensamientos me torturaban. Hasta que me di cuenta de que tenía que perdonarme. Aprender la lección, pero no seguir martirizándome por la experiencia vivida. El perdonarme me liberó. Cuando al cabo de un tiempo me encontré casualmente con él, pude mirarle a los ojos.
Toda experiencia vivida, aunque usted no quisiera experimentarla y ni siquiera la buscara, la sintió porque se permitió vivirla. Muchas veces, el problema está en no saber poner los límites cuando nos entregamos a las experiencias. Cuando salen mal, buscamos culpables, y aunque los encontremos y les perdonemos, eso no nos alivia del todo hasta que nos perdonemos a nosotros mismos. Se trata de perdonarse a sí mismo por haberse permitido entrar en esa experiencia.
Si estamos resentidos, la vía de salida pasa por aceptar y perdonar. Aceptar lo que ha ocurrido. Lo cual puede implicar aceptar la pérdida, aceptar que le engañaron, aceptar su error y/o el del otro, aceptar que le hirieron o aceptar que mataron a un ser querido.
La neuróloga María Gudín afirma que superar las ofensas es una tarea sumamente importante, porque el odio y la venganza envenenan la vida. Perdonarse y perdonar abrirá las vías para sanar el corazón dolido.
Para conseguirlo debemos recuperar la soberanía sobre nuestra mente y nuestros pensamientos. Algunas personas creen que perdonar es un acto de debilidad. Sin embargo, es todo lo contrario; perdonar muestra que nos hacemos dueños de nuestro bienestar y dejamos de ser víctimas del otro. Perdonar nos permite recuperar nuestro poder interior. Sin ese dominio, nuestra mente irá una y otra vez hacia ese lugar de sufrimiento, repetirá el ¿por qué a mí? ¿Cómo se atrevió? Los pensamientos serán como un martilleo constante, y no controlará los sentimientos de rabia, frustración y tristeza. Como la carcoma, sus propios pensamientos agujerearán las entrañas de su ser y se quedará agotado, sin energía. En ese momento se ha olvidado del primer principio de autoliderazgo: nadie crea sus pensamientos ni sus sentimientos excepto usted mismo.
Debemos cambiar la perspectiva y concienciarnos de que lo que pensamos al respecto de lo ocurrido es lo que alimenta nuestro malestar. Para lograrlo nos ayudará ser conscientes de que quien nos ha hecho daño es también un ser humano con sus debilidades y que, por la razón que sea, se ha comportado injustamente víctima de su ignorancia, sus creencias, sus neuras, sus impulsos o su propia rabia. La rabia no se vence con más rabia. Cada persona tiene un valor intrínseco por lo que es, no tanto por lo que ha hecho. No permitamos que nuestro resentimiento nos nuble la visión global.
Para llegar a perdonar plenamente debe ser consciente de lo que lleva dentro. Darse cuenta de lo que le está pasando es la base para iniciar cualquier cambio positivo. Cuando sienta rechazo, inseguridad, vergüenza, envidia, rabia, miedo, desaprobación, permítase aceptar lo que siente y afrontarlo. Imagínese cómo se sentiría si no se resistiera a estos sentimientos, sino que los aceptara plenamente. Pruébelo.
La situación que provocó el sentimiento quizá ya pasó, pero si se agarra al sentimiento y lo rechaza, lo esconde o huye de él, lo mantiene y crece en su interior como las malas hierbas. Crece hasta que uno estalla o enferma. Es más sano permitirse sentirlos y soltarlos escribiéndolos, hablándolo con un amigo de confianza, expresándolos con movimiento corporal o pintándolos. Si tiene práctica, o está dispuesto a conseguirla, puede ayudarle mucho la meditación, ya que le facilita trascender los sentimientos hasta que estos se disuelven.
Piense en positivo: sea consciente de que usted es el creador de lo que piensa. Cambie el foco de atención. Medite. Perdone y suelte. Mire hacia delante. Cuando se libere de esos sentimientos, vivirá en paz interior. Dejará de martirizarse y asumirá la responsabilidad. Al asumirla permitirá que todo su potencial permanezca despierto.
Pasar página
"Para soltar el pasado debemos estar dispuestos a perdonar" (Louise L. Hay)
A veces, alguien le dice algo en tres minutos que le sienta fatal. Después de cuarenta y ocho horas aún lo recuerda. Lo recrea repitiéndolo en su mente y en sus palabras: ¡qué se ha creído!, ¡qué se ha pensado! Con esto fortalece esa experiencia en su registro, de manera que al cabo de años se acuerda de aquello que le dijeron, y su rabia, resentimiento o tristeza han crecido. El otro se descargó al decirlo y lo olvidó. Como el que tira la basura y se olvida. Alguien suelta cuatro palabras y se olvida, se queda tan tranquilo, pero usted no lo olvida, sino que las repite en su mente hasta tal punto que a veces ni siquiera puede dormir.
El problema no es tanto lo que el agresor hizo, sino toda la interpretación y la historia que nos hemos ido contando desde que ocurrieron los hechos. Para salir de este estado, debemos impedir que nuestros recuerdos nos invadan. Debemos ponerlos en su sitio: en el pasado. El pasado ya se fue y ahora lo que tiene es este momento presente. No lo pierda alimentando sus resentimientos de lo que habría podido ser y no fue o de lo que fue y no tendría que haber sido.
Perdonar nos ayuda a decir: lo que fue ya pasó. Ya no es. Ya no está excepto en su propia mente. Practique el lema: "Lo que ha sucedido ya es pasado". No necesita pensar en ello tantas veces. No permita que su mente lo reviva. Valore su tiempo. Valore su creación: los pensamientos. Es necesario darse cuenta de que cuando proyectamos en los demás y les culpamos de nuestra ira, nos permitimos ser esclavos y víctimas de ellos. Aferrarse es nocivo. El aceptar nos libera. Para conseguirlo se requiere del poder mental que permite detener los pensamientos repetitivos que provocan malestar. Con afirmaciones puede fortalecer su mente. Louise Hay sugiere esta: "Te perdono por no ser de la forma que yo quería que fueras. Te perdono y te libero".
Gozar del presente
"Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo"
(Dalai Lama)
Al darse cuenta de que el cambio depende de usted, es capaz de perdonar y seguir adelante con su vida sin cargar por más tiempo el dolor que le hace vivir en el pasado y no le permite gozar del presente. Esta es la base para restablecer el poder de su corazón y su capacidad de amar. Esto le permitirá acercarse al centro de su ser. Reencontrará su estado de paz, brotará de usted el amor y la felicidad. Reconectará con su verdadero corazón capaz de abrazar sin rencor, capaz de amar sin poner condiciones limitadoras. Es una práctica que puede empezar ahora. Sentirá Ágape, el amor desinteresado que no busca retorno y está relacionado con la capacidad de perdonar. Cuando perdona, ama.
EL PASADO, EN EL SITIO JUSTO
Bill Clinton telefoneó a Nelson Mandela dos horas después de que saliera de la prisión, tras muchos años encarcelado por difundir los derechos humanos, y le preguntó cómo pudo perdonarles con esa facilidad. Mandela respondió que si les odiara, seguirían controlándole. Si no perdonamos, nos mantenemos atados a las personas que nos han ofendido. Perdemos libertad, lo cual bloquea nuestra creatividad y alimenta nuestra frustración. Esto nos provoca violencia. Hay mucha rabia y violencia en el mundo, y esta energía nos destruye. Desde la rabia no crearemos un mundo mejor. Al preguntarle a Ela Gandhi qué había aprendido de su padre, dijo, entre muchas otras cosas: "Si quieres vencer a tu enemigo, ámalo". En ese amor hay compasión. En la compasión hay perdón. No guarda rencor. Acepta y se mantiene abierto. Ha puesto el contador a cero, ha soltado prejuicios, imágenes del pasado y sentimientos de culpa.